Stitch y Ángel se vieron rodeados de esos aberrantes seres que cubrían toda la salida. Los miraban muy sorprendidos, con ojos muy abiertos. Stitch recobró la compostura y dijo, echando a Ángel detrás suyo:
-Tranquila, Ángel. Con Stitch nada que temer.
Stitch inició su transformación "perro" - "alien": sacó sus brazos secundarios, sus espinas de la espalda y sus antenas de la cabeza, y se preparó para el ataque.
-¡¡¡Pelea!!!- gritó Stitch.
En ese entonces, Ángel saltó y se dispuso a luchar, con el puño en alto, mientras gritaba: "YAAAAHH". Comenzó la pelea. ¡Pum! ¡Paff! ¡Buuum! ¡Poff! ¡Badabumm!
La pelea terminó, Ángel había atacado tan duramente como Stitch. Todos los seres, derribados y con moretones. Los monstruos disecados de la sala, algunos tumbados e incluso destrozados como consecuencia de la pelea.
-¡Igalagu, Ángel!- dijo Stitch, sorprendido -Yooga, tan fuerte como meega.
Ángel sonrió, mostrando todos sus dientes en su amplia boca.
-¡Ih!- asintió Ángel -¡Sigue meega!- ordenó ella.
Los dos salieron de la sala, dejando atrás todo aquel mogollón. Stitch no hacía más que seguir a su amiga, sin saber a dónde le llevaba. De pronto se detuvo mientras exclamó: "eeep". Habían cruzado al lado de una enorme ventana por la que se veía un cielo muy oscuro, negro, lleno de estrellas a rebosar, incluso se veía algún planeta...
-Estamos... en el espacio...- dijo Stitch, sorprendido y extrañado, mirando fijamente por la ventana.
-Claro, estamos en la nave de Zar Lobag- tuvo que explicarle Ángel.
Reanudaron el camino al mismo rumbo indefinido.
-Millonario excéntrico, ¡y muy peligroso!- siguió explicando ella -Nos quiere para su colección. ¡Hay que salir de aquí ya!
-¡De eso nada!- se oyó la misma voz potente.
Otra vez se vieron acorralados por esos seres. Esta vez, en cantidades más numerosas que anteriormente.
-El jefe no lo desea- dijo uno de ellos.
-Eeeehhh... ¿atacar?- dijo Stitch.
-Uuuuuhhhh... demasiados- dijo Ángel.
-¡¡Correeeeer!!- gritó Ángel, mientras emprendía la huída. Stitch le siguió, sin decir nada.
Esos seres no paraban de perseguirles, y dispararles con sus pistolas de plasma, mientras Stitch y Ángel corrían despavoridos, intentando escapar de ellos. De pronto doblaron una esquina, entonces pudieron despistarles. Subieron al techo trepando por la pared a toda velocidad antes de que esos seres llegaran y les pillaran.
-Por allí- dijo el que estaba delante del grupo de perseguidores, señalando la esquina.
Doblaron la esquina y pasaron de largo sin advertir que Stitch y Ángel estaban sobre sus cabezas.
-¿Dónde se han metido esos condenados?- decían.
Cuando ese grupo se hubo alejado lo suficiente, Stitch y Ángel se rieron por lo bajo de lo estúpidos que fueron sus perseguidores, que no les dio por mirar arriba con tanta prisa. Ahora a perder el tiempo intentando encontrar a estos dos.
Ángel saltó hacia el suelo, y dijo:
-¡Stitch, salta!
Stitch le obedeció, pero no calculó bien dónde caer, y... ¡Badum! Cayó sobre Ángel, tumbándola al suelo y él sobre ella. Ahí quedaron, tirados en el suelo.
-¡¡¡Burro!!!- gritó Ángel.
-Perdón...- respondió Stitch, desolado.
Stitch se levantó, dejando libre a Ángel, por lo que ésta pudo levantarse.
-Uyyyy.... duele...- gimió Ángel, pasando sus manos sobre sus doloridas costillas.
Siguieron caminando sin rumbo definido, buscando cómo escapar de la nave de sus raptores. De pronto, Ángel se detuvo y gritó: "¡eeey!", llamando la atención de Stitch.
Ahí estaban. Llegaron sin saber cómo, a un enorme habitáculo donde hay aparcadas montones de naves-cápsulas, todas ellas de forma triangular. Ya sabían cómo iban a escapar de la nave...
-Aquí... naves a montones...- dijo Ángel; miró a Stitch y le dijo -¡Yooga conduce!
Stitch saltó y rió de alegría, como un niño que va a un parque de atracciones.
-¡¡Están aquí!!- se oyó otra vez la misma voz potente.
Otra vez esos seres les habían pillado. Uno de ellos señalaban hacia nuestros protagonistas con un tentáculo...
¡Otra vez! ¿Es que no los iban a dejar en paz de una vez?
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